Domingo 8º del Tiempo Ordinario - Ciclo A

Segunda Lectura: 1ª Corintios 4,1-5

 

Texto

4      1 Según esto, que se nos considere a nosotros servidores Cristo y encargados de anunciar los secretos de Dios, 2 y en tal supuesto, lo que al fin y al cabo se pide a los encargados es que sean de fiar. Sino que a mí me importa muy poco que me exijáis cuentas vosotros o un tribunal humano; más aún, ni siquiera yo me las pido; 4 pues aunque la conciencia no me remordiese, eso no significaría que estoy absuelto; quien me pide cuentas es el Señor.
     5 Por consiguiente, no juzguéis nada antes de tiempo, esperad a que llegue el Señor: él sacará a la luz lo que esconden las tinieblas y pondrá al descubierto los motivos del corazón. Entonces cada uno recibirá su calificación de Dios.

Notas

     Concluye la sección que ha dedicado Pablo a advertir a los corintios de que es peligroso y perjudicial para la comunidad fomentar las banderías, considerando sus líderes a las distintas personas que han ido a presentarles el evangelio. Todos, dice Pablo, están al servicio del proyecto de Jesús Mesías y lo único que se les pide es que sean dignos de confianza para el encargo que se les ha encomendado.
     Pablo, que parece que había sido juzgado desfavorablemente por algunos, dice, en primer lugar, que tiene la conciencia tranquila y que sólo al Señor le corresponde pedirle cuentas. Y a los que lo han juzgado, les indica que quien tiene competencia para juzgarlo es el Señor y sólo su juicio servirá para descubrir la calificación que corresponde a cada uno.

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