Domingo 3º de Pascua - Ciclo A

Segunda Lectura: 1 Pedro 1,17-21

 

Texto

    17 Además, si podéis llamar Padre a aquel que juzga imparcialmente las obras de cada uno, conducíos con respeto mientras estáis aquí de paso; 18 porque sabéis con qué os rescataron del modo de vivir idolátrico que heredasteis de vuestros padres: no con oro ni plata perecederos, 19 sino con una sangre preciosa, la del Mesías, cordero sin defecto y sin mancha, 20 escogido desde antes de la creación del mundo y manifestado en los últimos tiempos por vosotros. 21 Por medio de él confiáis en Dios que lo resucitó de la muerte y lo glorificó; así vuestra fe y esperanza están puestas en Dios.

Notas

    Llamar Padre a Dios comporta unas exigencias que los cristianos no deben olvidar; si lo hacen faltarán al respeto a su padre Dios y mostrarán que no toman en consideración su designio, que no aprecian, que no valoran la sangre derramada de su Hijo, el Mesías, por medio de quien se llevó a término el proyecto salvador de Dios. Su resurrección es el cimiento que da firmeza a la fe y en el que se asienta la esperanza de los cristianos.