Domingo 4º de Cuaresma - Ciclo A

Segunda Lectura: Efesios 5,8-14

 

Texto

    8 Porque antes, sí, erais tinieblas, pero ahora, como cristianos, sois luz. 9 Portaos como gente hecha a la luz, donde florece toda bondad, honradez y sinceridad, 10 examinando a ver lo que agrada al Señor. 11 En vez de asociaros a las acciones improductivas de las tinieblas, denunciadlas, 12 porque lo que ésos hacen a escondidas da vergüenza hasta decirlo. 13 Pero todo eso, cuando la luz lo denuncia, queda al descubierto, 14 y todo lo que está al descubierto recibe el influjo de la luz. Por eso dicen:
            Despierta, tú que duermes,
            levántate de la muerte
            y el Mesías será tu luz.

Notas

    Quienes han optado por el evangelio han decidido apartarse de una perversa manera de comportarse a la que Pablo llama (igual que hacen otros autores neotestamentarios), «tiniebla», y han asumido un nuevo modo de vida caracterizado por la bondad, la honradez y la sinceridad. Esto no significa que el cristiano se desentienda de la tiniebla: debe seguir atento a ella para denunciarla. La tiniebla consiste en la injusticia como eje estructurante de la sociedad lo que produce, en quienes se identifican con ese mal llamado “orden” un comportamiento perverso. Por eso, -¡y esto sí que es una novedad!- el objetivo de la denuncia no será una condena, sino la salvación: conseguir que esas personas rompan con la injusticia que contradice el plan de Dios y acepten el influjo de la luz de modo que sus obras sean buenas, honradas y sinceras: «todo eso, cuando la luz lo denuncia, queda al descubierto, y todo lo que está al descubierto recibe el influjo de la luz». De una vida que merece ser llamada muerte se puede pasar a una verdadera vida gracias al proyecto vital -la luz- que ofrece el Mesías.