Domingo 3º del Tiempo Ordinario - Ciclo A

Segunda Lectura: 1ª Corintios 1,10-13.17

 

Texto

    10 Os ruego, sin embargo, hermanos, por el mismo Señor nuestro, Jesús Mesías, que os pongáis de acuerdo y no haya bandos entre vosotros, sino que forméis bloque con la misma mentalidad y el mismo parecer.
    11 Es que he recibido informes, hermanos míos, por la gente de Cloe, de que hay discordias entre vosotros. 12 Me refiero a eso que cada uno por vuestro lado andáis diciendo: «Yo estoy con Pablo, yo con Apolo, yo con Pedro, yo con Cristo». 13 ¿Está el Mesías dado en exclusiva?, ¿acaso crucificaron a Pablo por vosotros?, o ¿es que os bautizaron para vincularos a Pablo?
    17 Porque Cristo no me mandó a bautizar, sino a dar la buena noticia; y eso sin elocuencia, para que no pierda su eficacia la cruz del Mesías.

Notas

    La fe cristiana es fe en Jesús de Nazaret; sólo en él. Los cristianos de Corinto comenzaron una lamentable tradición que parece haberse consolidado en la Iglesia: lo importante para ellos y para muchos cristianos actuales no es la persona o el mensaje de Jesús, sino el apóstol que anunció su evangelio o el padre fundador de nuestra cofradía. Pablo, que defiende la diversidad de carismas en las comunidades cristianas (1Cor 12) considera que esa diversidad no puede consistir en que cada cual dé su adhesión a los «auxiliares que os llevaron a la fe» (1Cor 3,5), pues la vinculación de cada cristiano y su compromiso de fe es directo, -sin intermediarios, que lo único que pueden hacer es limitar el alcance de su proyecto- con Jesús el Mesías: «Yo con Cristo». Y a Cristo es a quien quedan vinculados los que se bautizan, aunque las palabras de Pablo parecen indicar que lo importante no es el rito del bautismo -no se trata de conseguir afiliados-  sino la proclamación y la adhesión al mensaje de Jesús Mesías.