Domingo 32º del Tiempo Ordinario - Ciclo A

Segunda lectura: 1ª Tesalonicenses 4,13-17

 

           13 Hermanos, no queremos que ignoréis la suerte de los que mueren, para que no os aflijáis como esos otros que no tienen esperanza.

           14 ¿No creemos que Jesús murió y resucitó? Pues también a los que han muerto, Dios, por medio de Jesús, los llevará con él.

     15 Mirad, esto que voy a deciros se apoya en una palabra del Señor: nosotros los que quedemos vivos para cuando venga el Señor, no llevaremos ventaja a los que hayan muerto; 16 pues cuando se dé la orden, a la voz del arcángel y al son de la trompeta celeste, el Señor en persona bajará del cielo; primero resucitarán los cristianos difuntos, 17 luego nosotros, los que quedemos vivos, junto con ellos seremos arrebatados en nubes, para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.

 

           

     La resurrección de Jesús fundamenta la esperanza cristiana y ésta debe alejar cualquier tipo de angustia o desesperación ante el hecho de la muerte, por lo que los tesalonicenses deben afrontar sin tristeza el sufrimiento que sin duda les causará la muerte de algunos de sus seres queridos: su fe en la resurrección será en esos momentos causa de un profundo consuelo.
      El segundo párrafo de esta lectura revela la creencia en una próxima vuelta de Jesús; cuando esa vuelta se realice, no habrá ventaja para nadie: todos, vivos y muertos se reencontrarán con el Señor.