Domingo 31º del Tiempo Ordinario - Ciclo A

Segunda lectura: 1ª Tesalonicenses 2,7b-9.13

 

 

                        7 Os tratamos con delicadeza, como una madre que cría con mimo a sus hijos; 8 por el cariño que os teníamos, os habríamos entregado con gusto no sólo la buena noticia de Dios, sino nuestra propia vida; tanto llegamos a quereros. 9 Recordad si no, hermanos, nuestros sudores y fatigas; trabajando día y noche para no ser una carga para nadie, proclamamos entre vosotros la buena noticia de Dios.
            13 Ésa es precisamente la razón por la que damos gracias a Dios sin cesar; que al oírnos predicar el mensaje de Dios, no lo acogisteis como palabra humana, sino como lo que es realmente, como palabra de Dios, que despliega su energía en vosotros los creyentes.

 

           

            Relación de Pablo con la comunidad de Tesalónica; no se presenta allí como dotado de autoridad (2,7a), sino lleno de cariño, ofreciéndoles al mismo tiempo el mensaje evangélico y su propia vida: Pablo concibe su misión como expresión de una actitud de amor. Prueba de ese amor generoso es el comportamiento de Pablo que, al mismo tiempo que predica, trabaja para no ser una carga para nadie.
            Otra prueba de la autenticidad de su mensaje es la acogida que recibió y el efecto que produjo la aceptación de su mensaje entre los tesalonicenses: porque era auténtico y fue acogido como palabra de Dios y no como palabra humana se ha manifestado en ellos la fuerza del Espíritu, energía de Dios.

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