Inmaculada Concepción - Ciclo C

Segunda Lectura: Efesios 1,3-6.11-12

 

Texto

   3¡Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor, Jesús Mesías, que, por medio del Mesías, nos ha bendecido desde el cielo con toda bendición del Espíritu!
   4Porque nos eligió con él antes de crear el mundo, para que estuviéramos consagrados y sin defecto a sus ojos por el amor; 5destinándonos ya entonces a ser adoptados por hijos suyos por medio de Jesús Mesías -conforme a su querer y a su designio-, 6a ser un himno a su gloriosa generosidad, la que derramó sobre nosotros por medio de su Hijo querido.
   11 Por su medio, pues por él Dios hizo de nosotros su heredad (a esto habíamos sido destinados, conforme al Proyecto de aquel que activa el universo según su plan y su designio), 12 para que los que ya esperábamos en el Mesías fuéramos un himno a su gloria.

Notas

   Comienzo de la carta -tras el saludo- con estilo de bendición; en el fondo, acción de gracias a Dios por el amor que ha manifestado a la humanidad por medio de Jesús y que se ha concretado en el don del Espíritu, es decir, en la comunicación de la vida del mismo Dios.
   Todo responde a un plan preestablecido por Dios, que quiere que su amor generoso brille en el amor de los hombres que, adoptados como hijos suyos, viven como hermanos quienes, de este modo, se convierten en un «himno a su gloriosa generosidad»; ese plan ha sido realizado por Jesús.
   La realización de ese plan de Dios comenzó por el pueblo de Israel, por quienes ya esperaban la llegada del Mesías.
   En los versículos siguientes, Pablo, que se dirige a la comunidad de Éfeso, a los que le dice que también para ellos, que no formaban parte del pueblo judío, vino el Mesías y han recibido el Espíritu. En consecuencia, la vida de la comunidad de Éfeso debe convertirse un himno, en manifestación pública de la gloria de Dios.