Domingo 23º del Tiempo Ordinario - Ciclo B

Salmo responsorial: 145,1.6b-10

 

 

 

Texto

 

 Notas

  1 Alaba, alma mía, al Señor:
       6 que mantiene su fidelidad perpetuamente,
 7 que hace justicia a los oprimidos,
 
      que da pan a los hambrientos.
 El Señor liberta a los cautivos,
       8 el Señor abre los ojos al ciego,
 el Señor endereza a los que ya se doblan,
       el Señor ama a los justos,
 9 el Señor guarda a los peregrinos,
       sustenta al huérfano y a la viuda
       y trastorna el camino de los malvados.
  10  El Señor reina eternamente,
       tu Dios, Sión, de edad en edad.

 

             Canto de alabanza a Dios quien, además de ser el creador de cielo y tierra (v.6a), es siempre leal con aquellos que Él mismo ha creado, (v. 6b); su fidelidad, que jamás fallará, la demuestra ocupandose de los hombres, especialmente de los oprimidos, los hambrientos, los débiles, los emigrantes, los que carecen de cualquier otro apoyo, es decir, de todos los que las sociedades humanas excluyen del reparto de los beneficios sociales. Por eso la confianza debe ponerse en Dios (v.5) y no en los poderosos que no pueden salvar (v. 3).
             Los cuatro últimos versículos del salmo 145 que se recitan hoy constituyen un resumen de lo que en Israel se entendía como “reinado de Dios”: justicia para los oprimidos, pan para los hambrientos, libertad para los cautivos, dignidad para los humillados, predilección por los más débiles; esos son los signos que revelan que el Señor reina.

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