Domingo 27º del Tiempo Ordinario - Ciclo C

Salmo responsorial: Salmo 94,1-2.6-9

 

Texto

1 Venid, aclamemos al Señor,
    demos vítores a la roca que nos salva;
2 entremos a su presencia dándole gracias,
    vitoreándolo al son de instrumentos.

6 Entrad, postrémonos por tierra,
    bendiciendo al Señor, creador nuestro.
7 Porque él es nuestro Dios
    y nosotros su pueblo,
    el rebaño que él guía.
Ojalá escuchéis hoy su voz:
 8 «No endurezcáis el corazón como en Meribá,
    como el día de Masá en el desierto:
 9 cuando vuestros padres me pusieron a prueba
    y me tentaron, aunque habían visto mis obras».

Notas

    Himno de alabanza  propio de una celebración litúrgica.
    Invitación a alabar al Señor;  primero por el simple hecho de ser Dios, soberano de todos los dioses y creador del Universo (vv. 3-5, que no se recitan en la liturgia dominical); en segundo lugar por haber creado al ser humano y, finalmente, por ser el Dios de la Alianza: «él es nuestro Dios y nosotros su pueblo...».
    Esa relación especialísima del pueblo con su Dios debe expresarse, no sólo en cantos e himnos de alabanza, sino sobre todo, en la aceptación de su palabra, aprendiendo -para no repetirlos- de los errores que se han producido en otros momentos históricos (ver Ex 17,1-7) en los que el pueblo, en lugar de acatar y aceptar gozosamente la palabra y la acción liberadora de Dios, se rebeló ante ellas.