Domingo 4º de Cuaresma - Ciclo B


Salmo responsorial: 136(137),1-6

 

 

1 Junto a los canales de Babilonia
            nos sentamos a llorar con nostalgia de Sión;
2 en los sauces de sus orillas
            colgábamos nuestras cítaras.
3 Allí los que nos deportaron nos invitaban a cantar,
            nuestros opresores, a divertirlos:
            «Cantadnos un cantar de Sión».
4 ¡Cómo cantar un cántico del Señor
            en tierra extranjera!
5 Si me olvido de ti, Jerusalén,
            que se me paralice la mano derecha;
6 que se me pegue la lengua al paladar
            si no me acuerdo de ti,
si no pongo a Jerusalén
            en la cumbre de mis alegrías.

 

 

            Canto de los deportados de Babilonia.
            Comienza con un melancólico recuerdo de Sión. Las citaras colgadas de los árboles simbolizan la imposibilidad de dar culto a Dios en tierra extranjera; la petición de los babilonios -“Cantadnos un cántico de Sión”- es muestra de una cruel ironía.
            La respuesta es un compromiso de silencio que expresa la fidelidad de los deportados a la ciudad de Jerusalén.
            Por su marcado nacionalismo y por los versos que siguen, este salmo difícilmente podría hacerse compatible con el mensaje universalista y pacífico de Jesús de Nazaret.