Domingo de la Sma. Trinidad - Ciclo C
Salmo responsorial: Salmo 8, 2.4-9
Texto |
2 ¡Señor, dueño nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra! 4 Cuando contemplo el cielo, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que has creado, 5 ¿qué es el hombre para que te acuerdes de él, el ser humano para que te ocupes de él? 6 Lo hiciste poco inferior a Dios, lo coronaste de gloria y dignidad; 7 le diste el mando sobre las obras de tus manos, todo lo sometiste bajo sus pies. 8 rebaños de ovejas y toros y hasta las fieras del campo, 9 las aves del cielo, los peces del mar que trazan sendas por el mar. 10 ¡Señor, dueño nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra! |
Notas |
Himno en el que el hombre reconoce y agradece el papel que Dios le ha asignado en la creación. La primera estrofa, es un canto a la grandeza de la creación: al contemplarla, el hombre percibe, a un tiempo, la grandeza de Dios y su propia insignificancia. En la segunda aparece la paradoja: ese ser insignificante ha sido hecho, por voluntad del Señor, poco inferior a Dios y ocupa el lugar principal en la jerarquía de los seres creados. Todo, absolutamente todo, menos el hombre mismo, ha quedado sometido por voluntad de Dios al cuidado del hombre. |