Domingo 27º del Tiempo Ordinario - Ciclo C

Salmo responsorial: Salmo 127[128],1-6

 

Texto

1 ¡Dichoso el que teme al Señor
    y sigue sus caminos!
2 Comerás del fruto de tu trabajo,
    serás dichoso, te irá bien.
Tu mujer, como parra fecunda,
    en medio de tu casa;
tus hijos como renuevos de olivo,
    alrededor de tu mesa.
4 Esta es la bendición del hombre
    que teme al Señor.

5 Que el Señor te bendiga desde Sion,
    que veas la prosperidad de Jerusalén,
    todos los días de tu vida;
que veas a los hijos de tus hijos.
    ¡Paz a Israel!

Notas

    Salmo sapiencial. Comienza con una bienaventuranza: el respeto a la voluntad de Dios garantiza la felicidad para el hombre. La felicidad se hace concreta en el disfrute de lo cotidiano: gozar del fruto del trabajo y ver la propia casa llena de vida y a la familia en paz.
    Pero, para un israelita, la bendición de Dios, aun en el caso de dirigirse a una persona o a una familia, encuentra su pleno sentido en el contexto de la Alianza: el bienestar de la familia se funde así con el del pueblo entero y la promesa de prosperidad personal con el deseo de paz para toda la nación.