Domingo 3º del Tiempo Ordinario - Ciclo B

Salmo responsorial 24[25],4-5a.6a.7b-9

 

 

  4 Señor, enséñame tus caminos,
             instrúyeme en tus sendas,
 5           haz que camine con lealtad;
 enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador.
  
 6 Recuerda, Señor, que tu ternura
             y tu misericordia son eternas;
 7 acuérdate de mí con misericordia,
             por tu bondad, Señor.
  
 8
El Señor es bueno y es recto,
             y enseña el camino a los pecadores;
 9
hace caminar a los humildes con rectitud,
             enseña su camino a los humildes.

 

            Salmo de súplica.
            El salmista pide ser instruido por el Señor y se dirige a él como maestro. Le pide que le eduque en el conocimiento de su voluntad para que, conociéndola, pueda ponerla en práctica. Para fundar su petición, el salmista apela a la misericordia de Dios, que se manifiesta en el perdón y que revela su propia rectitud; ésta se manifiesta precisamente cuando Dios comunica al hombre su voluntad, cuando descubre cuál es el camino recto a los pecadores, para que sepan y puedan enderezar su  camino. No obstante, esta  enseñanza se dirige preferentemente a los humildes, es decir, a los que son fieles a la alianza; o, visto desde otra perspectiva: son los humildes los que con más facilidad asimilarán esta enseñanza y, por eso, acogen el amor de Dios y son fieles a su alianza.