Domingo 27º del Tiempo Ordinario - Ciclo A

Salmo responsorial: Salmo 79 [80], 9.12-16.19-20

 

Texto

9 Sacaste una vid de Egipto,
    expulsaste a los paganos y la trasplantaste;
extendió sus sarmientos hasta el mar
    y sus brotes hasta el Gran Río.
13 ¿Por qué has abierto brecha en su cerca:
    para que la saqueen los viandantes,
14 la pisoteen los jabalíes
    y sea pasto de las alimañas?
15 Dios de los ejércitos, vuélvete,
    mira desde el cielo, fíjate,
    ven a visitar tu viña,
16 la cepa que tu diestra plantó
    y que tú hiciste vigorosa.
19 No nos alejaremos de ti;
    danos vida, para que invoquemos tu nombre.

20    ¡Señor, Dios de los ejércitos, restáuranos,
        muestra tu rostro radiante y nos salvaremos!

Notas

    La experiencia de un desastre es el origen de esta composición, una lamentación pública que se dirige a Dios pidiéndole que vuelva a hacerse presente en medio de su pueblo.
    El salmista, usando también la imagen de la vid, recuerda a Dios sus antiguas acciones en favor del pueblo. Es precisamente ese carácter de pueblo de Dios, expresado mediante la imagen de su viña, lo que alega el pueblo orante para atraer la eficaz acción salvadora de Dios. Una vez obtenida la salvación, el pueblo promete fidelidad a la voluntad de Dios: la vida, contenido de la salvación que se pide y se espera, servirá para mantenerse cerca e invocar sólo al Señor, como único Dios.
    La perspectiva del salmista, sin embargo, no coincide del todo con la de Isaías: según el salmo, el objetivo de las obras de Dios era la grandeza y el poder de Israel (vv. 10-12.16); para el profeta el fin que Dios buscaba era lograr que en el mundo reinara la justicia.