Domingo 13º del Tiempo Ordinario - Ciclo A

Salmo responsorial: Salmo 88,2-3.16-19

 

Texto

2 Cantaré eternamente las misericordias del Señor,
    anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
3 Porque dije: «Tu misericordia es un edificio eterno,
    más que el cielo has afianzado tu fidelidad».

16 Dichoso el pueblo que sabe aclamarte:
    caminará, oh Señor, a la luz de tu rostro;
17 tu nombre es su gozo cada día
    tu justicia es su orgullo.
18 Porque tú eres su honor y su fuerza,
    y con tu favor realzas nuestro poder.
19 Porque el Señor es nuestro escudo
    y el Santo de Israel, nuestro rey.

Notas

    Canto de alabanza por la peculiaridad más característica del Señor de Israel: su amor leal, su misericordia y su fidelidad. Estos atributos divinos no sólo son objeto de alabanza, sino de anuncio, de proclamación.
    Como primera muestra de esa misericordia el salmista recuerda la promesa o la alianza establecida con David (vv. 4-5); después alude a las obras de la creación que manifiestan la grandeza de Dios (6-13), al igual que la justicia, el derecho y, de nuevo, la misericordia y la fidelidad (14-15); el salmista vuelve después los ojos al pueblo y se siente feliz y orgulloso de pertenecer a una nación que tiene al Señor como su Dios en quien encuentra el sentido de su historia y a cuya protección debe su seguridad (16-20).
    El salmo se centrará finalmente en la elección de David y en la promesa de asegurar la permanencia de su dinastía (20-29), con especial referencia a las relaciones de amor padre-hijo que nacen de esa alianza (27-29).
    Aunque no aparece en la selección de versos que se leen en la liturgia de hoy, es importante resaltar la conexión que revela este salmo entre elección y alianza y la creación.