Domingo 3º de Adviento - Ciclo B


Canto interleccional: Lucas 1,46-50.53-54

 

            46 Entonces dijo María:
-Proclama mi alma la grandeza del Señor
            47 y se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador,
            48 porque se ha fijado en la humillación de su sierva.
            Pues mira, desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones,

49 porque el Potente ha hecho grandes cosas en mi favor:
            Santo es su nombre
50 y su misericordia llega a sus fieles
            de generación en generación.
 
51 Su brazo ha intervenido con fuerza,
            ha desbaratado los planes de los arrogantes:
52 derriba del trono a los poderosos
            y encumbra a los humildes;
            53 a los hambrientos los colma de bienes
            y a los ricos los despide de vacío.

54 Ha auxiliado a Israel, su servidor,
            acordándose, como lo había prometido a nuestros padres,
55 de la misericordia en favor de Abrahán y su descendencia,
            por siempre.

          El canto interleccional de este domingo no es un salmo,  es el magnificat, el canto con el que María respondió al saludo de Isabel: «Dichosa tú, porque has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá». María respondió a esta palabras con este himno en el que ella representa al resto de Israel -pobre, humilde y, al mismo tiempo, fiel- que confiesa su fe en la fidelidad de Dios. Al tiempo que recuerda las intervenciones liberadoras de Dios, da gracias por la que se ve como inminente (el pasado gramatical que se utiliza tiene un valor profético, que indica que se da por ya realizado lo que está a punto de ocurrir) la definitiva intervención de Dios que se llevará a cabo por medio de Jesús, hijo suyo.
          La restauración de Israel consiste en el restablecimiento de los derechos de los pobres y de los hambrientos, pisoteados por los poderosos y los ricos: la misión del Mesías, por tanto, va a consistir en iniciar un nuevo proceso liberador en favor de los pobres y los oprimidos.