Domingo 1º de Cuaresma - Ciclo C

Salmo responsorial: Salmo 90, 1-2.10-15

 

Texto

1 Tú que habitas al amparo del Altísimo,
    que vives a la sombra del Omnipotente,
2 di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío,
    Dios mío, confío en ti».

10 No se te acercará la desgracia,
    ni la plaga llegará hasta tu tienda,
11 porque a sus ángeles ha dado órdenes
    para que te guarden en tus caminos;
12 te llevarán en sus palmas,
    para que tu pie no tropiece en la piedra;
13 caminarás sobre áspides y víboras,
    pisotearás leones y dragones.

14 «Se puso junto a mí: lo libraré;
    lo protegeré porque conoce mi nombre,
    me invocará y lo escucharé.
15 Con él estaré en la tribulación,
    lo defenderé, lo glorificaré
.

Notas

    Poema didáctico que enseña que el hombre que confía en el Señor, puede contar con su protección.
    Comienza con una exhortación a la confianza, que bien podría ser la invitación que el responsable de la celebración dirige a los fieles; las imágenes -refugio, alcázar- son frecuentes en los salmos.
    Sigue la enseñanza sobre la seguridad que Dios ofrece a sus fieles; los versículos que se recitarán en la liturgia aluden a los ángeles, colaboradores de Dios en la tarea de proteger a los hombres. Estos versículos serán los que citará el diablo cuando ponga a prueba a Jesús en el desierto (evangelio).
    Al final, Dios habla en primera persona, para afirmarse como liberador y protector y para asegurar que responderá a quien se dirija a Él, para ser su defensa cuando pase por situaciones de peligro y, en cualquier situación, garantía de una vida en plenitud.