Domingo º del Tiempo Ordinario - Ciclo B
Salmo responsorial: Salmo 129 (130)
Texto |
1 Desde lo hondo a ti clamo, Señor: Señor, escucha mi voz; 2 estén tus oídos atentos al clamor de mi súplica. 3 Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir? 4 Pero de ti procede el perdón y así infundes respeto. 5 Mi alma espera en el Señor, espera en su palabra; 6 mi alma aguarda al Señor, más que el centinela a la aurora. 7 Aguarde Israel al Señor, como el centinela a la aurora; porque del Señor viene la misericordia, la redención copiosa: 8 y él redimirá a Israel de todos sus delitos. |
Notas |
El salmo refleja en parte la situación de un israelita que, afligido por su pecado, se dirige a Dios para pedirle perdón. En su súplica se ciñe a su responsabilidad personal y reconoce su culpabilidad. El perdón, la restauración de su integridad moral y la reconciliación con Dios, sólo de Dios le puede llegar. Pero el horizonte de su esperanza no se limita al ámbito estrictamente personal, sino que abarca también al pueblo entero: Dios reconciliará consigo al salmista y al pueblo que confía en la palabra del Señor; y el pueblo volverá a respetar a su Dios; respeto que tiene su origen no en el miedo al castigo, sino en la generosidad de quien puede otorgar el perdón. |