La última parte del libro de Zacarías reúne una serie de escritos diversos, probablemente de distintos autores, con temas que giran alrededor de la idea de la intervención de Dios en favor de su pueblo, de Jerusalén, que sufre el acoso de las naciones paganas.
   En el v. 9 (que no se leerá en la celebración litúrgica) Dios anuncia su intervención para aniquilar a los pueblos que invadan a Jerusalén, paso previo para la acción definitivamente salvadora, que se describe como la efusión sobre los habitantes de Jerusalén de un espíritu de gracia y de clemencia, valores que se convierten así en las características del pueblo que se ha beneficiado de la acción de Dios.
   El personaje que atraerá hacia sí todas las miradas, «el que traspasaron» es un personaje para el que se han propuesto decenas de identidades diversas. Sea quien fuere, es alguien que ha sufrido persecución como consecuencia de su compromiso por la libertad del pueblo. El evangelio de san Juan  interpretará este pasaje refiriéndolo a Jesús traspasado en la cruz.
   El llanto y el luto de Haddad-Rimón puede ser una alusión a algún rito o a algún hecho conocido.