Domingo 15º del Tiempo Ordinario - Ciclo A - Primera lectura

Isaías 55,10-11

10 Como bajan la lluvia y la nieve del cielo,
            y no vuelven allá,
            sino después de empapar la tierra,
de fecundarla y hacerla germinar,
            para que dé semilla al sembrador
            y pan al que come,
11 así será mi palabra, que sale de mi boca:
            no volverá a mí vacía;
sino que hará mi voluntad
            y cumplirá mi encargo.

 

            El Dios que a veces parece lejano, el que acaba de afirmar que «mis caminos son más altos que vuestros caminos, mis planes que vuestros planes» (Is 55,9) no deja de acercarse al hombre para, como la lluvia hace al regar la tierra la tierra, comunicarle su propia vida.
            El agua, la lluvia es causa de vida y fecundidad; pero, además, su movimiento, cayendo desde lo alto del cielo hasta el mismo suelo, representa el movimiento de acercamiento de Dios a la humanidad.
            Por medio de su palabra Dios se acerca al hombre, y le ofrece lo que él es: vida y capacidad de seguir dando vida.
            El profeta expresa la confianza en la eficacia de la palabra de Dios; el evangelio nos dirá que esa eficacia dependerá, al menos en el ámbito individual, de la acogida que el hombre le dispense.

We use cookies

Usamos cookies en nuestro sitio web. Algunas de ellas son esenciales para el funcionamiento del sitio, mientras que otras nos ayudan a mejorar el sitio web y también la experiencia del usuario (cookies de rastreo). Puedes decidir por ti mismo si quieres permitir el uso de las cookies. Ten en cuenta que si las rechazas, puede que no puedas usar todas las funcionalidades del sitio web.