Vigilia pascual

Ezequiel 36,16-17a-18-28

 

Texto

         16 Me vino esta palabra del Señor:
         17 - Hijo de Adán, cuando la casa de Israel habitaba en su tierra, la contaminó con su conducta y con sus malas obras. 18 Entonces derramé mi cólera sobre ellos por la sangre que habían derramado en el país y por haberlo contaminado con sus ídolos. 19 Los esparcí por las naciones y anduvieron dispersos por los países; según su proceder y sus malas obras los juzgué. 20 Al llegar a las diversas naciones profanaron mi santo nombre, pues decían de ellos: “Estos son el pueblo del Señor, han tenido que salir de su tierra”. 21 Entonces sentí lástima de mi nombre santo, profanado por la casa de Israel en las naciones adonde fue. 22 Por eso, di a la casa de Israel:
         «Esto dice el Señor: No lo hago por vosotros, casa de Israel, sino por mi santo nombre, profanado por vosotros en las naciones adonde fuisteis. 23 Mostraré la santidad de mi nombre ilustre profanado entre los paganos, que vosotros profanasteis en medio de ellos, y sabrán los paganos que yo soy el Señor - oráculo del Señor-  cuan do les muestre mi santidad en vosotros. 24 Os recogeré por las naciones, os reuniré de todos los países y os llevaré a vuestra tierra. 25 Os rociaré con un agua pura que os purificará, de todas vuestras inmundicias e idolatrías os he de purificar. 26 Os daré un corazón nuevo y os infundiré un espíritu nuevo; arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne. 27 Os infundiré mi espíritu y haré que caminéis según mis preceptos y que pongáis por obra mis mandamientos. Habitaréis en la tierra que di a vuestros padres; vosotros seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios.

Notas

         Anuncio de una nueva alianza. Dios mantiene su fidelidad al antiguo pacto y vuelve a ofrecer una nueva alianza, olvidándose de las infidelidades y traiciones del pueblo.
         La oferta se concreta en la promesa de una vida nueva que nace del agua y del espíritu: agua y espíritu vivificadores que hacen posible un corazón de carne, en lugar del corazón de piedra, en alusión a la antigua ley escrita en tablas de piedra: la fidelidad del pueblo a la nueva alianza no nacerá del sometimiento a una ley exterior, esculpida en piedra, sino de una relación que brota de un corazón vivo.
         La alianza incluye la promesa de la tierra y la especial relación con Dios que se sintetiza en la fórmula «vosotros seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios.»