Domingo 11º de Tiempo Ordinario - Ciclo A

Primera Lectura: Éxodo 19,2-6

 

Texto

    2 Aquel día, a los tres meses de salir de Egipto, los israelitas llegaron al desierto de Sinaí: saliendo de Rafidim llegaron al desierto de Sinaí y acamparon allí frente al monte.
    3 Moisés subió hacia el monte de Dios y el Señor lo llamó desde el monte y le dijo:
    - Esto dirás a la casa de Jacob y lo comunicarás a los hijos de Israel: Vosotros habéis visto cómo traté a  4 los egipcios, os saqué en alas de águila y os traje hacia mí; 5 por tanto, si queréis obedecerme y guardar mi pacto, seréis mi propiedad escogida entre todos los pueblos, pues toda la tierra es mía.
    6 Seréis un pueblo sagrado con gobierno de sacerdotes.

Notas

    El capítulo 19º del Éxodo forma parte de una unidad mayor (19-24) centrada en el tema de la Alianza de Dios con Israel.
    Tras situar el evento en el tiempo (aquel día) y en el espacio (desierto de Sinaí), se narra una primera manifestación de Dios a Moisés en la que se invita al pueblo a establecer una relación especial con el Señor.
    La invitación comienza con el recuerdo de la liberación que, según este texto, tenía un objetivo fundamental: llevar el pueblo al encuentro con Dios. Y, una vez que ese objetivo se ha logrado, Dios presenta su oferta: si el pueblo acepta las exigencias de Dios, podrá tener una relación privilegiada con Él. Las exigencias se resumen en que comprometerse a vivir de acuerdo al plan de Dios. La decisión la deja Dios en manos de un pueblo que el mismo Señor había hecho libre y que, por tanto, deberá aceptar el acuerdo libremente.
    La afirmación de Dios «toda la tierra es mía» da una perspectiva universalista a esta alianza: Israel es el pueblo elegido, pero en la perspectiva del Señor están presentes todos los pueblos de la tierra.
    En ese pueblo quien gobierna es el Dios de la liberación; con él compartirán el gobierno los sacerdotes cuya misión fundamental consiste en acercar a los hombres a Dios.