Domingo 5º de Cuaresma - Ciclo A

Primera Lectura: Ezequiel 37,12-1

 

Texto

12 Esto dice el Señor:
«Yo mismo abriré vuestros sepulcros,
y os haré salir de vuestros sepulcros, pueblo mio,
    y os traeré a la tierra de Israel.
13 Y cuando abra vuestros sepulcros,
    y os saque de vuestros sepulcros,
    pueblo mío,
    sabréis que soy el Señor:
14 os infundiré mi espíritu y viviréis;
os colocaré en vuestra tierra,
    y sabréis que yo el Señor lo digo y lo hago.
Oráculo del Señor.»

Notas

    Israel está destrozado: dos asedios (años 597 y 586 antes de Cristo) han dejado Jerusalén convertida en un montón de ruinas. El último de ellos ha acabado con lo que los judíos consideraban su valor más preciado: el templo, el lugar de la presencia del Señor y de la manifestación de su gloria. Dos grupos de desterrados malviven sin esperanza en Babilonia; lo han perdido todo: la tierra a la que les llevó la acción liberadora de su Dios y la libertad entonces conseguida, la ciudad de David y la independencia... Se ven a sí mismos como un montón de huesos calcinados, sin vida, sin espíritu. El profeta no niega la situación presente, pero su palabra despeja el horizonte: El Señor actuará de nuevo y devolverá a los deportados primero, con su espíritu, la vida; y después tierra, libertad y la renovación de la alianza.