Presentación del Señor - Ciclo A

Primera Lectura: Malaquías 3,1-4

 

Texto

3    1 Mirad, yo envío mi mensajero a preparar el camino. De pronto entrará en el santuario el Señor que buscáis; el mensajero de la alianza que deseáis, miradlo entrar -dice el Señor de los ejércitos. 2 ¿Quién resistirá cuando él llegue? ¿Quién quedará en pie cuando aparezca? Será fuego de fundidor, lejía de lavandero: 3 se sentará como fundidor a refinar la plata, refinará y purificará como plata y oro a los levitas, y ellos ofrecerán al Señor ofrendas legítimas. 4  Entonces agradará al Señor la ofrenda de Judá y Jerusalén, como en tiempos pasados, como en años remotos.

Notas

    El capítulo anterior termina con una reprimenda del profeta dirigida a quienes, al ver la prosperidad de los malvados, dudan de la justicia de Dios: «Con vuestras palabras cansáis al Señor. Objetáis: ¿Por qué lo cansamos? Porque decís que el que obra mal agrada al Señor y que él se complace en tales hombres, y que ¿dónde está el Dios justo?».
    El capítulo siguiente, que comienza con los versículos que se leen en esta liturgia, responde a esa pregunta, que revela una religiosidad que considera que el éxito o el fracaso, la prosperidad o la pobreza, la salud o la enfermedad son siempre la retribución que corresponde al buen o mal comportamiento, a la fidelidad o a la infidelidad de las personas.
    La respuesta a esa pregunta consiste en el anuncio de la llegada del Señor, precedida de su mensajero, que realizará un severo juicio contra los culpables. Purificará intensamente en primer lugar a los responsables del culto de modo que sus ofrendas resulten agradables a Dios como lo fueron en los periodos en los que todo el pueblo era fiel a la voluntad del Señor.