Domingo 16º del Tiempo Ordinario - Ciclo C

Primera Lectura: Génesis 18,1-10a

 

Texto

18        1 El Señor se apareció a Abrahán junto al encinar de Mambré, mientras él estaba sentado a la puerta de la tienda, porque hacía calor. 2 Alzó la vista y vio a tres hombres de pie frente a él. Al verlos, corrió a su encuentro desde la puerta de la tienda y se prosternó en tierra, 3 diciendo:
     - Señor, si he alcanzado tu favor, no pases de largo junto a tu siervo. 4 Haré que traigan agua para que os lavéis los pies y descanséis bajo el árbol. 5 Mientras, ya que pasáis junto a vuestro siervo, traeré un pedazo de pan para que cobréis fuerzas antes de seguir.
     Contestaron:
     - Bien, haz lo que dices.
     6 Abrahán entró corriendo en la tienda donde estaba Sara y le dijo:
     - Aprisa, veintiún litros de flor de harina, amásalos y haz una hogaza.
     7 Él corrió a la vacada, escogió un ternero hermoso y se lo dio a un criado para que lo guisase en seguida. 8 Tomó requesón, leche, el ternero guisado y se lo sirvió. El les atendía bajo el árbol mientras ellos comían.
     9 Después le dijeron:
     - ¿Dónde está Sara, tu mujer?
     Contestó:
     - Ahí, en la tienda.
     10 Y añadió uno:
     - Para cuando yo vuelva a verte, en el plazo normal, Sara habrá tenido un hijo.

Notas

     La historia y la fe de Israel, tal y como aparece en los escritos bíblicos, se pueden leer desde distintas perspectivas, una de las cuales es la historia de la promesa: Dios actúa en favor de su pueblo porque Él es fiel a una promesa hecha a sus antepasados, a los patriarcas. Esta idea de la promesa da unidad a la mayor parte del libro del Génesis, desde el capítulo 12 al 50.
     La promesa tiene un doble contenido, tierra y descendencia: «El Señor dijo a Abrán: Sal de tu tierra nativa y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Haré de ti un gran pueblo...» (Gn 12,1s). Así comienza esta historia; y así termina: «José dijo a sus hermanos: Yo voy a morir. Dios cuidará de vosotros y os llevará de esta tierra a la tierra que prometió a Abraham, Isaac y Jacob.» (Gn 50,24).     En el relato que se leerá en la celebración de este domingo se confirma la promesa hecha a Abraham -que  tendrá un hijo- ya contada en el capítulo anterior (17,15-16). Este relato presenta algunos rasgos muy particulares: Dios se aparece a Abraham en forma humana; pero no es uno, sino tres hombres los que lo hacen presente. En el texto, el singular (Señor... no pases de largo... ) se alterna con el plural («Haré que traigan agua para que os lavéis los pies...» ... «Mientras él estaba de pie junto al árbol ellos comieron.»), alternancia que no se sabe si es un descuido del redactor o responde a alguna intención que nos resulta desconocida.
     Entre estas y otras dificultades de interpretación, permanece el núcleo teológico del mensaje: va a comenzar a cumplirse ya la promesa hecha a Abraham

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