Domingo 2º de Adviento - Ciclo A
Evangelio: Juan 1,29-34
Texto |
29Al día siguiente, vio a Jesús que llegaba hacia él, y dijo: |
Notas |
Juan Bautista presenta a Jesús. Sin auditorio: se dirige a toda la humanidad, a los que quieran oír su mensaje en cualquier lugar, en todo tiempo. Lo presenta como el nuevo cordero pascual: su misión, que le exigirá el don de su propia vida, -fue la sangre del cordero pascual lo que abrió a los israelitas el camino de la libertad- consiste en la liberación de la humanidad de un orden social (mundo) estructurado a espaldas de Dios (pecado), cimentado en la injusticia. Es importante destacar el singular: “el pecado”, no los pecados. No se refiere Juan a las trasgresiones o los defectos de los individuos, sino al orden injusto que da forma y gobierna el mundo. Frente a ese orden/pecado, Jesús ofrece la fuerza de la vida y el amor de Dios: el Espíritu Santo. El testimonio de Juan concluye presentando a Jesús como aquél en quien reside el Espíritu -energía divina creadora y vivificadora- en plenitud: con Jesús, lleno del Espíritu Santo, aparece en el mundo un hombre nuevo, Hijo de Dios, llamado a luchar contra la injusticia establecida, el pecado del mundo; él es semilla de una nueva humanidad libre y fraterna con la que se completa la obra creadora del Padre Dios. |