Vigilia Pascual

Evangelio: Lucas 24,1-12

 

Texto

         24 1El primer día de la semana, de madrugada, fueron al sepulcro llevando los aromas que habían preparado. 2Encontraron corrida la losa 3y entraron en el sepulcro, pero no encontraron el cuerpo del Señor Jesús. 4No sabían qué pensar de aquello, cuando se les presentaron dos hombres con vestiduras refulgentes; 5despavoridas, agacharon la cabeza, pero ellos les dijeron:
         -¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? 6No está aquí, ha resucitado. Acordaos de lo que os dijo cuando estaba todavía en Galilea: 7"El Hijo del hombre tiene que ser entregado en manos de hombres descreídos, ser crucificado y al tercer día resucitar".
         8Recordaron entonces sus palabras, 9volvieron del sepulcro y anunciaron todo esto a los Once y a todos los demás. 10Eran María Magdalena, Juana y María la de Santiago; también las demás, junto con ellas, se lo decían a los apóstoles, 11pero ellos tomaron sus palabras por delirio y se negaban a creerlas. 12Pedro, sin embargo, se levantó y fue corriendo al sepulcro. Asomándose, vio sólo las vendas y se volvió a su casa extrañado de lo ocurrido.

Notas

         Es el primer día de la semana, el primer día de la nueva creación. Comienza un mundo nuevo, nace una nueva humanidad.
         Las mujeres que habían visto cómo colocaban a Jesús en el sepulcro Lc 24,55), después de observar el descanso del sábado (v. 56) -no habían terminado de romper todavía con el mundo viejo- y convencidas de que la muerte había vencido definitivamente a Jesús, van al sepulcro en donde esperan encontrar su cadáver para embalsamarlo con los aromas y ungüentos que habían preparado. Su gesto es expresión, al mismo tiempo, del amor que sienten por Jesús y de su falta de fe.
         Encuentran el sepulcro abierto y quedan desconcertadas. Los dos hombres que aparecen de repente recuerdan a Moisés y Elías en el episodio de la transfiguración: ellos van a dar testimonio de que el final del camino - del éxodo- de Jesús ha sido su victoria sobre la muerte.
         Ante el temor de las mujeres proclaman su testimonio, en forma de pregunta: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo?
         Esta pregunta les recuerda el anuncio de Jesús y van a anunciar su experiencia a los discípulos; pero éstos no creen y, ni siquiera sienten necesidad de comprobar personalmente sus palabras.
         Salvo Pedro, que se levanta y va a ver. Pero el sepulcro vacío solo le produce extrañeza.

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