Corpus Christi - Ciclo A

Evangelio: Juan 6,51-59

 

Texto

    51 Yo soy el pan vivo bajado del cielo; el que come pan de éste vivirá para siempre. Pero, además, el pan que yo voy a dar es mi carne, para que el mundo viva.
    52 Los judíos aquellos discutían acaloradamente unos con otros diciendo:
    - ¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?
     53 Les dijo Jesús:
    - Pues sí, os lo aseguro: Si no coméis la carne del Hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. 54 Quien come mi carne y bebe mi sangre tiene vida definitiva y yo lo resucitaré el último día, 55 porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. 56 Quien come mi carne y bebe mi sangre sigue conmigo y yo con él; 57 como a mí me envió el Padre que vive y, así, yo vivo por el Padre, también aquel que me come vivirá por mí. 58 Este es el pan bajado del cielo, no como el que comieron vuestros padres y murieron; quien come pan de éste vivirá para siempre.

Notas

      Manejando imágenes del éxodo (el maná y el cordero) Juan explica el nuevo grado de liberación que se alcanza vinculándose a Jesús. El cordero de la primera noche de Pascua supuso el inicio del camino hacia la liberación política y el maná hizo posible que ese camino se completara y se llegara a la tierra prometida; ahora, a los que lo acepten a él como el nuevo cordero pascual, Jesús les asegura además vida definitiva lo que significa la liberación del miedo a la muerte.
    Jesús no viene a dar cosas sino a darse a sí mismo y, en su entrega, comunicar la vida misma del Padre, el Espíritu. Y ese Espíritu brota de la misma humanidad -carne- de Jesús.
    Pero la participación en la eucaristía, en la que se alcanza plenamente esta vinculación ya que supone la participación en la vida de Jesús, entraña también una exigencia: vivir por Jesús del mismo modo que Jesús vive por el Padre; es decir: asumir como propios la misión y el estilo de vida de Jesús, ofrecerse también como alimento para la vida de la humanidad. En la eucaristía se renueva la entrega de Jesús, se experimenta su amor en el amor de la comunidad, en el amor de los hermanos y se asume o se renueva el compromiso de entregarse a los demás como se entregó Jesús. Esto es lo que significa participar en la eucaristía.