Domingo 3º del Tiempo Ordinario - Ciclo B

Evangelio: Marcos 1,14-20 

 

 

                 14 Cuando entregaron a Juan llegó Jesús a Galilea y se puso a proclamar la buena noticia de parte de Dios. 15 Decía:
            - Se ha cumplido el plazo, está cerca el reinado de Dios. Enmendaos y tened fe en esta buena noticia.
            16 Yendo de paso junto al mar de Galilea vio a cierto Simón y a Andrés, el hermano de Simón, que echaban redes de mano en el mar, pues eran pescadores. 17Jesús les dijo:
            - Veníos conmigo y os haré pescadores de hombres.
            18 Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
         19 Un poco más adelante vio a Santiago el de Zebedeo y a Juan, su hermano, que estaban en la barca poniendo a punto las redes, 20e inmediatamente los llamó. Dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los asalariados y se marcharon con él.

 

            Jesús toma el relevo de Juan Bautista; como él se presenta como profeta, esto es, hablando en nombre de Dios. Como el segundo Isaías, llama a su predicación buena noticia, lo que supone el anuncio de una nueva intervención liberadora de Dios.
            Esa intervención es inminente, -se ha cumplido el plazo- y dará lugar a un nuevo modo de vivir, a un orden nuevo, el Reinado de Dios. Para incorporarse a esa nueva realidad es necesario romper con el viejo orden -enmendaos- y acoger y asumir como propio el proyecto de liberación que se anuncia -tened fe en esta buena noticia. (Queda claro que el concepto de Reino de Dios no tiene una carácter transhistórico, pues se anuncia como inminente: el Reino de Dios es ya este mundo nuestro organizado como Dios quiere).
            Jesús invita a incorporarse en primer lugar a esa realidad que nace del Israel fiel, representado en dos parejas de hermanos; a ellos se les propone que participen activamente en la puesta en marcha del proyecto; su respuesta es inmediata: lo abandonan todo, dejan atrás todo su pasado y se ponen a seguir a Jesús.