Domingo 2º del Tiempo Ordinario - Ciclo A

Evangelio: Juan 1,29-34

 

Texto

29Al día siguiente, vio a Jesús que llegaba hacia él, y dijo:
    - Mirad el Cordero de Dios, el que va a quitar el pecado del mundo. 30Este es de quien yo dije: “Detrás de mí llega un varón que estaba ya presente antes que yo, porque existía primero que yo”. 31Tampoco yo sabía quién era, pero si yo he venido a bautizar con agua es para que se manifieste a Israel.
    32Y Juan dio este testimonio:
    - He contemplado al Espíritu bajar como paloma desde el cielo y quedarse sobre él. 33Tampoco yo sabía quién era; fue el que me mandó a bautizar con agua quien me dijo: “Aquel sobre quien veas que el Espíritu baja y se queda, ése es el que va a bautizar con Espíritu Santo”. 34Pues yo en persona lo he visto y dejo testimonio de que éste es el Hijo de Dios.

Notas

    Juan Bautista presenta a Jesús.
    Sin auditorio: se dirige a toda la humanidad, a los que quieran oír su mensaje en cualquier lugar, en todo tiempo.
    Lo presenta como el nuevo cordero pascual: su misión, que le exigirá el don de su propia vida, -fue la sangre del cordero pascual lo que abrió a los israelitas el camino de la libertad- consiste en la liberación de la humanidad de un orden social (mundo) estructurado a espaldas de Dios (pecado), cimentado en la injusticia.
    Es importante destacar el singular: “el pecado”, no los pecados. No se refiere Juan a las trasgresiones o los defectos de los individuos, sino al orden injusto que da forma y gobierna el mundo. Frente a ese orden/pecado, anuncia Juan que Jesús ofrecerá la fuerza de la vida y el amor de Dios: el Espíritu Santo.
    El testimonio de Juan concluye presentando a Jesús como aquél en quien reside el Espíritu -energía divina creadora y vivificadora- en plenitud: con Jesús, lleno del Espíritu Santo, aparece en el mundo un hombre nuevo, Hijo de Dios, llamado a luchar contra la injusticia establecida, el pecado del mundo; él es  semilla de una nueva humanidad libre y fraterna con la que se completa la obra creadora del Padre Dios.