Pretendo, en estos artículos traducir a una mentalidad laica el mensaje del evangelio. Se trata de, en la medida de lo posible, hacer una lectura desprovista de los elementos religiosos o trascendentes que, sin duda están presentes en el evangelio para destacar los valores humanos que en él se contienen. Comenzaré -al menos eso es lo que deseo- con el nuevo año litúrgico, el 29 de noviembre.